viernes, 30 de mayo de 2014

Creo.

Creo en el poder de las palabras y en el cariño de un buen amigo. Creo en las rosas rojas y las serenatas de madrugada. Creo en las locuras de amor y que aún hay valientes que las cometen. Creo en los súper poderes de mi mamá, que todo sabe y todo inventa. Creo en las canciones de Cepillin, Cri-Crí y Disney. Creo en los poderes curativos del café tempranito en la mañana y del chocolate por las tardes. Creo en el amor con todo y desamores. Creo en las locuras de mi hermana, en la serenidad de mi hermano, en la inocencia de mi sobrino. Creo que la gente es esencialmente buena. Creo que soy de cada una de las historias que he pasado y de las personas que he conocido. Creo en los buenos tiempos de mi infancia, en los amores inolvidables y creo que las pecas de mi cara cada vez son más oscuras. Creo que el alma existe y que a veces duele más que el corazón. Creo en la puntualidad con todo y mi impuntualidad. Creo en el ejercicio aunque no lo practique. Creo que todos tenemos un gran amor en esta vida y a veces más de uno. Creo en el romanticismo y en la cursilería. Creo que a las mujeres lo inteligente no nos quita lo hormonales, pero que no se vale excusarnos en eso para hacer tonterías o herir a alguien. Creo en los abrazos y en ir al cine a ver películas infantiles y de acción. Creo en la importancia de tener manías y compulsiones. Creo en los fantasmas de lo que pudo ser, en las sonrisas sinceras y en ti.
Creo en ti que te levantas temprano para ir a correr y hacer ejercicio, creo en el tiempo que pasamos juntos y en el refugio en que te has convertido y al que tan acostumbrada estoy ya a acudir. Creo en tus chistes tontos y en tus explicaciones monosilábicas. Creo en la simpleza de tus gustos musicales, en la franqueza de tus palabras duras. Creo en tu debilidad por las cosas dulces, en tu amor por el futbol. Creo que sigues siendo un niño chiquito, creo en tus intentos fallidos por ser serio, en tu torpeza e imposibilidad para ser tierno aunque lo logres por el intento fallido. Creo en tus regaños cada vez que me paso de despistada y olvidadiza. Creo en tu capacidad para arreglar todo lo que he roto o voy a romper. Creo en los licuados de plátano con chocolate que me preparas cada que vez que quiero. Creo en nuestros programas infantiles favoritos de televisión. Creo en tu apoyo a mi carrera frustrada como cantante pop. Creo en los planes que haces cuando te digo que hagamos lo que tú quieras. Creo en la entereza con que afrontas tus problemas, creo en lo mucho que te ha pasado y como lo has afrontado. Creo en tus planes futuros y en la mucha paciencia que me has tenido. Creo que sin planear, ni esperar, ni sobreestimar, efectivamente, me va mejor contigo. Y principalmente creo que me quieres casi como yo te quiero a ti.

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